Andrés García Tornero: "Buscamos historias para rellenar los espacios vacíos de la vida"
Andrés García Tornero (Linares, 1973) se expresa con un equilibrio impropio de estos tiempos exaltados. El último ganador del concurso de relato Entrelibros combina una precisión casi cirujana con métaforas visuales. Buena prueba de ello es su relato Un encuentro fugaz, cuya acertada mezcla de realidad y alegorías convenció al jurado de este galardón.
—¿Cómo llega el escritor Andrés García Tornero a 'ensamblar' una obra tan sólida como 'Un encuentro fugaz'?
—Pues la verdad es que mi relato iba a ser diferente. Arrancaba con un recuerdo difuminado de un personaje y cómo intentaba recuperarlo. Pero me pareció demasiado plano y decidí extenderlo, darle un giro e introducir más personajes. Partía de una idea que existe en el mundo anglosajón que se llama reality glitch, que podríamos traducir como "rotura de la realidad". Es justo eso: un episodio de tu vida que parece que se difumina pero al mismo tiempo guardas algún tipo de prueba que da a entender que sí ha sucedido.
—¿Te consideras más un escritor de 'mapa', que tiene todo planificado antes de empezar a escribir, o te dejas llevar por 'la brújula' de la improvisación?
—Tengo un poco de los dos. Parto siempre de una idea fija, pero mientras voy escribiendo no cierro puertas a la improvisación.
—Cada vez son más los autores que quieren romper la dicotomía calidad versus cantidad. Afirman que para crear un texto medianamente bueno, primero tienes que producir "toneladas de mierda".
—Creo que siempre hay un proceso de aprendizaje. A todas esas obras sin mucho valor literario los propios escritores las llaman "obras de juventud". Lo cierto es que la mayoría de los autores sacan a la luz sus obras más importantes cuando tienen un estilo consolidado. Eso requiere un tiempo, unos treinta y tantos o cuarenta años, por lo general. En mi caso, no obstante, creo haber encontrado mi propia voz.
—¿Y cómo es esa voz?
– Bueno, Un encuentro fugaz no deja de ser un relato, lo que te obliga a ser conciso y breve, un poco como un cirujano. Yo me encuentro más a gusto en la novela. Aunque también soy muy exacto en la sintaxis, me gusta poner ejemplos visuales y explayarme.
—¿Por qué en España el contenido alegórico y fantástico se considera de segunda división frente a la hegemonía del Realismo?
—Está en nuestra esencia. Somos un país realista, no solo cuanto a literatura, también en el arte o en el pensamiento. Lo han señalado muchos críticos. Partimos de lo esencial, de lo básico, lo material, que a la vez es lo que te permite ver lo más significativo del ser humano. Su materia, su alma.
—¿Y eso no empobrece el panorama literario?
—Sí, lo encorseta. Aunque en los últimos tiempos se van abriendo paso algunos géneros como la ciencia ficción o la fantasía. Algo está cambiando, pero no lo suficiente.
—¿Cómo ha afectado internet al mundo del libro?
—De entrada, internet ha democratizado el panorama literario. Pero quizás el arte y la literatura no respondan a un espíritu democrático. Si eso fuera así, los autores no tendrían por qué firmar sus obras. Y todo artista quiere pasar a la posteridad. Quiere distanciarse del resto ya sea por su finalidad, por su estilo o por el motivo que sea. En cierto modo, con internet las puertas quedan abiertas... pero no todas las obras tiene el mismo nivel. Creo que al final el paso del tiempo se encarga de hacer su propia criba.
—¿Qué autores no faltan en la biblioteca de Andrés García Tornero?
—Hay muchos. Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Cervantes, por supuesto. También Chesterton, Hermann Hesse, otros no tan famosos como Lamartine... Entre los contemporáneos, me gustaba mucho el estilo de Cela. También Aldecoa. Otro que me parece curioso es Álvaro Cunqueiro.
—¿Qué sentido tiene escribir cuando está todo en Facebook o en Twitter?
—La verdad es que no lo sé. Puede que sea una inquietud de determinadas personas. ¿Por qué la gente necesita la ficción? Pues supongo porque hay una dimensión trascendente en el ser humano. Hemos hecho de la vida algo demasiado simple y básico. Algo tan pequeño que cabe en un post de Facebook. Y buscamos historias para rellenar esos espacios vacíos de la vida, algo que difícilmente te lo pueden ofrecer las redes sociales. Otro tema es cómo éstas van a afectar a la literatura. Todavía es muy pronto para saberlo.
—¿Serían la literatura un espacio de resistencia a la dictadura del aquí y del ahora?
—Por supuesto. De hecho, en el momento que alguien crea una obra para que dure, ya se están enfrentando al espíritu de los tiempos. Una melodía en un pentragrama, una novela, un relato, un cuadro nacen para perdurar en el tiempo. Y perdurar es la única manera de derrotar al presente y a todo lo efímero.
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